El 20 de noviembre de 2020 Jorge Valdano escribió un nuevo artículo sobre la actualidad futbolística para El País. Aunque ya puedes leer el texto completo en la web del periódico, os dejamos aquí el artículo:

Luis Enrique afila el ‘tiqui-taca’

Lo maravilloso de la actuación ante Alemania fue la complicidad en el estilo de un equipo desatado en el que nada ni nadie logró interferir

El día que el equipo se encontró

España dio una inesperada, bella e ilusionante exhibición ante Alemania. Cuando las dudas empezaban a extenderse, un equipo convencido, ambicioso, dinámico, preciso y agresivo en la presión, le pasó por encima a una de las selecciones más reputadas del mundo. Fue una gran noche que repercutirá en la imagen global y en la confianza de los protagonistas. ¿Flor de un día? Hay grandes equipos que aparecieron un día, encontraron el camino y se quedaron para siempre en la imaginación de los aficionados. ¿Por qué no esta España? Tiene jugadores notables de tres quintas distintas y, aunque en la generación intermedia no hay ningún crack, entre los más jóvenes asoman talentos que si maduran adecuadamente pueden alcanzar la condición de grandes figuras y elevar la ambición competitiva de todo el equipo. Lo maravilloso de la actuación ante Alemania fue la complicidad en el estilo de un equipo desatado en el que nada ni nadie logró interferir. Ni siquiera la temible Alemania.

Románticos de una nueva era

Al proyecto de Luis Enrique ya le habían alcanzado las críticas, como si España pudiera elegir un modo distinto de jugar. En estos tiempos, todos los equipos han alcanzado tal sofisticación táctica, que por ahí es imposible marcar diferencias desequilibrantes. En lo físico, el biotipo español tampoco podrá imponerse en las disputas, aunque haya jugadores como Ramos, Rodri o Fabián Ruiz, de gran presencia. Es solo desde la pureza técnica donde España puede desarmar a cualquier rival si mueve la pelota con la velocidad y el criterio con que lo hizo frente Alemania. Son muchos, y en todas las posiciones, los jugadores dotados de una gran precisión, y a Luis Enrique le sobra convicción para dotar de seguridad ese estilo. Hace 10 años, una Selección española ejemplar universalizó la admiración hacia el romántico tiqui-taca, la revolución del momento. Pero el fútbol es evolutivo…

‘Tiqui-taca’ 5G

Porque todas las revoluciones exageran y el tiqui-taca cometió el pecado de volverse retórico. No siempre los intérpretes eran los correctos, se caía en la comodidad (zona de confort, le llaman ahora) de un dominio intrascendente y los rivales encontraron antídotos y hasta le perdieron el miedo. Llegados a este punto, el tiqui-taca necesitaba ser repensado. La evidencia de que la posesión para irse por las ramas y no llegar a ningún lado dejó de ser una propuesta temible, es que la Liga española está cómodamente ubicada como la menos goleadora de los cinco grandes campeonatos europeos. La Selección española, con sus 6 goles y sus 23 tiros frente a Alemania (concediendo solo 2), nos pone ante un tiqui-taca de nueva generación que nos recuerda que, en la tremenda lucha por el espacio en que se ha convertido el fútbol, el espacio más importante sigue siendo el de las porterías.

Competir desde la diferencia

En los partidos anteriores, la selección española insinuaba cosas interesantes que no se valoraban porque la fuerza del resultado ha podido con la fuerza del juego. Pero ningún país del mundo cuenta con tantos jugadores dotados técnicamente como España. Y ningún contexto los pone más en valor que esa fuente de juego que es el tiqui-taca. Razón suficiente para que la profundización de esa idea encuentre la complicidad de todos aquellos que aman un fútbol dominante y bello. Hay que recordar que Xavi o Iniesta no se consolidaron como cracks antes de los 25 años y que en esta Selección hay un grupo altísimo de veinteañeros que necesitan del roce internacional para pulir su talento. En la espera, no le meterán seis a Alemania en todos los partidos. Existirán los altibajos lógicos de los equipos que aún no alcanzaron la madurez. Pero conviene no olvidar que España, o es diferente, o no será nada.