El 4 de junio de 2022 Jorge Valdano escribió un nuevo artículo sobre la actualidad futbolística para El País. Aunque ya puedes leer el texto completo en la web del periódico, os dejamos aquí el artículo:

Ganar es el mandato del Real Madrid

El secreto del club blanco es el de conocer los materiales que sustentan el fútbol y utilizarlos todos, sin excepción, sin complejos y dentro del reglamento.

Leyenda

El Real Madrid hizo granítica su leyenda en una temporada épica que creó estupor entre los antimadridistas, legión de incondicionales que llevan una semana tratando de entender lo inexplicable. Pero partamos de una base cierta: frente al PSG, el Chelsea, el City y el Liverpool, el Madrid fue peor que sus rivales. Lo dicen las opiniones, lo confirman las estadísticas, lo desmienten los resultados. Esto es lo que desconcierta y desespera. El error no está en subestimar al Madrid, sino en subestimar el fútbol, que es mucho más que una cuestión estilística. El secreto del Real Madrid es el de conocer los materiales que sustentan el fútbol y utilizarlos todos, sin excepción, sin complejos y dentro del reglamento. Como si se tratara de una caja de herramientas, busca en cada momento aquello que más le interesa, a veces para desequilibrar y otras veces para sobrevivir. Lo que nunca hace el Madrid es resignarse.

Todo es fútbol

Pero no nos engañemos, la afición quiere espectáculo, además de entrega absoluta. Por esa razón, aún sin Champions, quedó en la memoria colectiva la Quinta del Buitre y décadas después los controles de Zidane provocaban exclamaciones orgásmicas en el Bernabéu. Por eso se recordará para siempre el pase con el exterior de Modric para el gol de Rodrygo, que partió en dos el partido frente al Chelsea. Pero como no rendirse es el dogma, nunca olvidaremos que ese artista que es Benzema presionó como un salvaje a Donnarumma para terminar desatando la tormenta perfecta frente al PSG. La prueba de que el Madrid no se especializa en nada y lo utiliza todo la tuvimos en la final, cuando cambió “la remontada” por “la reforzada”, con Casemiro sellando, Carvajal guerreando, los artistas luchando y, sobre todo, Courtois volando.

Los materiales

Si damos por cierto que hablamos de un juego infinito, sobran los materiales. En el Madrid no hay una idea de juego obligatoria, sino un equilibrio ecológico que resulta de la naturaleza de los jugadores. ¿Por qué no admirar esa suspensión en el aire de Rodrygo para marcar el gol de su vida frente al City? ¿Por qué no aprovechar la energía de esas piernas como pistones de Valverde y, al mismo tiempo, el pausado criterio de Kroos para mover al equipo? ¿Por qué no aplaudir el puntual instinto de Vinicius para aparecer en el área y meter en la red “la catorce”? Tampoco hay que olvidar la carga cultural que hay detrás de todo club y que, 120 años después, también juega a modo de exigencia, espíritu competitivo, orgullo, identificación con la afición, respeto de los rivales… Intangibles orientados hacia el primer mandato institucional: ganar.

El resultado

Porque ganar es un noble objetivo. La emoción, la felicidad, la tribu abrazada son todos nobles objetivos. Si se hace conquistando territorios cada día más complejos como el de competir contra acorazados económicos, o conquistando a jóvenes y hasta a niños que creíamos alejados del fútbol y que, sin embargo, lloran como sus padres la despedida de Marcelo, o conquistando hasta la admiración de aquellos que no alcanzan a comprender lo sucedido. Si todo eso pasa, ganar habrá valido la pena. Sobre todo, si se consigue con la respetuosa batuta de Ancelotti, alérgico a los conflictos, hacedor de grupos y ejemplo social. ¿Que además de mérito hubo suerte? Por supuesto, la suerte es otro de los materiales con los que se construye el fútbol y, como en la vida, es mejor tenerla buena que mala. Lo cierto es que hemos vivido una travesía apasionante. Solo el fútbol puede provocar tanta emoción, solo el Madrid puede hacerla increíble.