El 7 de agosto de 2020 Jorge Valdano escribió un nuevo artículo sobre la actualidad futbolística para El País. Aunque ya puedes leer el texto completo en la web del periódico, os dejamos aquí el artículo:

Casillas y el paso del tiempo

Apareció siendo un niño, se convirtió en ídolo a base de milagros voladores y se despidió como mito después de capitanear a la generación más ganadora de la historia del fútbol español.

Los ídolos no envejecen, nosotros sí.

Apareció siendo un niño, se convirtió en ídolo a base de milagros voladores y se despidió como mito después de capitanear a la generación más ganadora de la historia del fútbol español. En ese largo camino, Casillas conoció la insidia de perseguidores de medio pelo. La diferencia entre esa jauría que se dedica a refutar leyendas y Casillas la conoce el mundo, que le despidió con honores. Mientras el rey emérito salía escopetado de España, cuando la gente emprendía sus vacaciones y mientras la covid que no cesa seguía abriendo las noticias, Iker dijo adiós y algo tembló. Sobre todo, para aquellos que eran entre niños y adolescentes cuando Iker irrumpió con la fuerza de su talento y de su carisma. Por esos milagros que el fútbol hace con las percepciones, esa generación que se sintió en la cima del mundo cuando Casillas levantó la Copa en Sudáfrica de pronto se descubrió mayor.

¿Tendencia o talento?

Cada tanto, al árbol de aquella heroica generación se le cae una hoja. Dejan un recuerdo maravilloso y un legado que respetar. No deben olvidar que España llegó a lo más alto por jugadores que le metieron el turbo de la pasión a talentos singulares que desafiaron la tendencia. Casillas es un ejemplo. En un tiempo en que para los porteros los pies fueron tan importantes como las manos, él se refugió entre los tres palos, liberó el instinto y voló hasta la eternidad. Pero detrás de esa frialdad de asesino estaba la emoción del futbolista de verdad. Nunca olvidaré verlo llorar como un niño en el vestuario de Glasgow, cuando le bastaron 20 minutos para tocar el cielo. Esa furia pasional dota de convicción. Y solo con convicción se sale de una contradicción paralizante: ¿sigo la tendencia o confío en mi talento? Ellos respondieron.

Entre dos fútboles.

La larga carrera de Iker le permitió conocer dos fútboles. El pregaláctico, de esencia barrial y orgullo comunitario, donde la vieja Ciudad Deportiva era un escenario coherente con su condición de chico normal de Móstoles. Y el postgaláctico, era en la que los futbolistas se convirtieron en héroes sociales, en la que las pretemporadas eran giras y en la que un chino importa, en términos económicos, tanto como un socio. El fútbol no es más que un problema que un grupo de muchachos, con un escudo representativo en el pecho, deben intentar solucionar. Si es con belleza mejor, pero suele bastar con la eficacia. De que puedan hacerlo con éxito depende la alegría y la tristeza de una comunidad, que a veces cabe en un barrio y a veces le queda pequeño el mundo, como es el caso del Real Madrid. El otro milagro de Casillas consiste en que, en los dos fútboles, fue la misma persona.

¿Dónde cabe una leyenda?

Casillas conoció la gloria y para eso hay que demostrar una gran capacidad de adaptación. Ahora tiene que salir del amparo de los tres palos para enfrentarse al mundo de la gente corriente. El tiempo no mide igual para un futbolista que, de pronto, es viejo para jugar, pero joven para la vida. El Real Madrid le abrirá sus puertas para que siga vinculado al fútbol y al club. Pero aquí tenemos otro tipo de problema: ¿Dónde se coloca a una leyenda? Raúl, que es el antecedente inmediato, ya eligió ser entrenador y está en la sala de espera para que, con el tiempo, apueste a resucitar su leyenda desde elbanquillo. Pero Iker no se ve en labores técnicas, de manera que, dentro de la maraña institucional, tendrá que encontrar un lugar donde se sienta útil sin que su leyenda pierda brillo. También esa frontera la sabrá cruzar.