El 7 de julio de 2019 Jorge Valdano escribió un nuevo artículo sobre la actualidad futbolística para El País. Aunque ya puedes leer el texto completo en la web del periódico, os dejamos aquí el texto completo:

Fabián desmiente a los bajitos

Está creciendo como jugador por su infinita clase, y cada día es más generoso en el esfuerzo.
¿Qué esperan para repatriar a este crack en el exilio?

Descubriendo a los veteranos. Algo grave está pasando si en la Copa Américaestamos redescubriendo a los viejos antes de ilusionarnos con los jóvenes. En el Brasil-Argentina la gran figura fue Dani Alves, que con 36 años jugó de defensa, centrocampista y delantero, dándole a cada función la velocidad y el criterio justo. En el primer gol de Brasil despejó el camino eliminando argentinos, primero con un sombrero y luego con un enganche, en la que fue la jugada del partido. En el Chile-Perú se erigió la figura de Paolo Guerrero (35 años), que en medio de tanta velocidad y fricción pareció decirnos, en cada pelota que tocaba, cómo se juega al fútbol. Para ser más gráfico lo hacía a cámara lenta. Logró que lo confuso se clarificara y que los que mirábamos nos reconciliáramos con lo más hermoso del fútbol, que no es otra cosa que ver el talento puro en acción.
El juego y los goles. Hay decisiones de los entrenadores que son una respuesta psicológica antes que futbolística. En las dos Semifinales de la Copa América, Argentina y Chile, ambos por debajo en el marcador, pretendieron buscar el empate agregando atacantes y quitando mediocampistas. Hacían falta goles y pusieron a jugadores con buena relación con el gol o con el peligro. La lógica parece indiscutible. Parece. Porque los goles nacen del juego, no de un repollo. Lo que ocurrió, en los dos casos, fue que los cambios empeoraron notablemente a los equipos que necesitaban reaccionar. Los numerosos delanteros que estaban en el campo eran mano de obra desocupada: no tenían surtidores para resultar útiles. Por otro lado, Brasil y Perú terminaron los partidos con sus hinchas gritando oleeeeee en cada toque, porque el desorden de los rivales les permitió tener la pelota con toda comodidad. Pasa por poner los goles ante que el juego.
Mujeres valientes. La capitana de la selección de EE UU, Megan Rapinoe, no irá “a la puta Casa Blanca” porque no quiere arrimarle su fama a Donald Trump. Una posición, como la de no cantar el himno, digna de una mujer comprometida que toma posición ante todos los temas. En los 150 años que los hombres llevamos apoderándonos del fútbol, no encontramos homosexuales ni con lupa y es difícil ver a un jugador que se comprometa con una causa social si no es para potenciar su propia imagen. Las mujeres, empujadas por una nueva ola social que ha convertido el Mundial en un fenómeno impactante, llegan arrasando con una actitud desacomplejada y mostrando orgullosamente su lesbianismo, si viene al caso. Megan Rapinoe nos está enseñando que ser futbolista y pelear contra la discriminación no nos consagra como héroes, porque para eso está el campo de juego, pero sí como personas.
‘Crack’ de altura. Decía Cruyff, siempre original en sus opiniones, que para jugar al fútbol es una ventaja ser pequeño porque solo se puede cambiar de dirección y de ideas en cada paso, y ellos dan más pasos que los altos. Pero el talento es un gran solucionador de problemas, de modo que llega Fabián (mejor jugador del Campeonato Europeo sub-21) con su metro noventa para decirnos que hay otras maneras de llegar a la excelencia. Sabe temporizar tocando hacia atrás o a los costados, pero su primera mirada es hacia delante. Sabe esconder el balón, pero prefiere asociarse a uno o dos toques. Está creciendo como jugador por su infinita clase, pero cada día es más generoso en el esfuerzo. En este periodo en que está abierta la contratación de futbolistas, la primera evidencia es la escasez de centrocampistas. Fabián solucionaría ese problema para los próximos 10 años, así que la pregunta surge sola: ¿qué esperan para repatriar a este crack en el exilio?